Puede haber veces que es, ante todo, una manera de mirar la vida. Un libro de relatos donde casi nada es lo que parece, donde se exploran pequeñas cosas cotidianas, situaciones que pasarían desapercibidas, pero que la mirada de su autor enfoca con una lente que propicia una cierta extrañeza. Unos relatos por los que transitan una serie de personajes que tratan de entender y de ser entendidos en un mundo a veces ininteligible. Así, las situaciones que se les plantean -unas naranjas rodando por una calle en cuesta sin una causa aparente, lo que pueda haber al otro lado de la tapia de un jardín, una rueda pinchada cuando un abuelo conduce con su nieto-, y sus reacciones ante ellas se nos presentan como metáforas de ese mundo cada vez más extraño y de esa búsqueda de significado. Escritos con un estilo fluido y de delicadas imágenes, estos relatos nos inducen a buscar lo esencial en los azares que la vida nos cruza en el camino.