Sucede que naces con el corazón abierto. Esta es tu genuina esencia, la apertura. Aunque lo ignores, el corazón te habla. Pero aprendiste a desarraigarte de él, confundiendo ser amado con mendigar amor, escondiendo tu vulnerabilidad y regalando trozos de tu alma a quienes ofrecen migajas de consideración... La corriente del corazón te cuenta que nada es lo que parece, que las relaciones que estableces son pura ilusión mental y vives en un mundo al revés, desvinculado de la fuerza de tus sensaciones y de espaldas a la realidad.
Eres hijo de lo blando, lo tierno, las entrañas, el alma, la nebulosa que se teje entre finos hilos de sangre y vísceras. No son tus padres el hierro, la sistemática y la determinación sino el color del aire que respiras, el sonido de tus corrientes por dentro y la fuerza infinita de la vida que te sostiene. No es la voluntad sino el entusiasmo lo que te impulsa. No es el esfuerzo sino el movimiento el que te mantiene. En estas páginas es el corazón el que te habla y lo hace al oído, de manera poética, integrándose por fin lo psicológico con su fuente, la auténtica realidad en la que surgen los grandes misterios de la naturaleza humana.