Juan Antonio Delgado de la Rosa nos presenta la biografía teológica de José María de Llanos. Un jesuita atípico, pero un jesuita en el sentido más radical de la palabra. Biografía teológica que está enmarcada en toda su vida y que se proyecta en miles de prismas, reflejos y aspectos de este referente y maestro inclasificable, inagotable, incontrolable aun para él mismo. Un jesuita con la vista cegada de tanto avizorar hacia delante; y fiel, fiel por supuesto al dato que le viene desde ayer, fiel al dato primigenio, pero con fidelidad más que conservadora, denunciante y proyectiva. Esto se puede palpar en cada capítulo de la obra. La misión urgía, en términos de Llanos, a desmiserabilizar, quería cruzar el puente y hacerse uno de tantos. Le dolía España. En este sentido, el Pozo del Tío Raimundo configuró íntimamente al padre Llanos con Jesucristo, asumiendo como propia la causa de los pobres y oprimidos. El bochinche, como él lo llamaba, era en el fondo la historia de luchas en tiempo y circunstancias. José María de Llanos fue un conviviente, es decir, vivió entre ellos primero al timón de la beneficencia y del mando, después en la bodega de los largos silencios. En la experiencia de su teórico fracaso se encarnó y convivió en esta verbena, en este bochinche, haciendo causa la justicia y la libertad, que fue fraguando hasta dar con su socialismo sui generis. Un socialismo desde el cristianismo y desde el Pozo del Tío Raimundo, donde comenzó a ser un cristiano al desnudo cuando la causa del pueblo fue haciéndose su causa. Pero Llanos distinguía muy bien que él nunca sería del pueblo, no había nacido en medio de ellos, no tenía un hogar como el suyo, no era un obrero.