Ni un condensador de fluzo, ni 1,21 gigavatios. Tampoco un DeLorean ni ninguna puerta del Ministerio del Tiempo. Para hacer un viaje a través de la historia solo necesitamos abrir una ventana al pasado. A través de estas ventanas, podemos retroceder en el tiempo para ver aquello que ya no está y descubrir cómo fueron las sociedades que nos precedieron, pero deben crearse de una manera responsable y rigurosa, alejada de bulos históricos. Ventanas al pasado muestra cómo la tecnología y el arte se ponen al servicio de las Humanidades para la creación de estas imágenes. Se trata de un trabajo innovador que nos acerca a cómo se ha representado gráficamente el pasado, desde grabados o maquetas hasta películas, videojuegos o realidad virtual. Porque desde estas ventanas podemos entender que no solo nos hablan del pasado que representan, sino que también relatan el presente desde el que se abrieron.