La puerta entornada. Emilio Piñero Guilamany, en esta novela, nos va pincelando su concepción del amor y de la vida, de la familia, de la amistad y de la soledad, de la desesperación, pero sobre todo de la esperanza. A través de un curtido y maduro Alejandro y un entrañable e ilusionado Pitu nos va dibujando cómo una historia de tristes y silenciosos desencuentros vitales puede dar un giro inesperado. Y con magistral complicidad nos permite decidir hasta dónde deseamos que se pudiese cerrar, en nuestra reflexión lectora, esa puerta. Una elección racional de la finalización de la vida propia se nos regala, en el propio título de la novela, la llave, con la que los personajes defienden mejor que nadie los planteamientos de Agustín de Hipona, Aquino o Kant negándose a hacer lo que de ellos se espera; Hume, Jacob Appel, incluso Durkheim, tienen su momento. (Del prefacio de Isabel de la Cruz). Un regalo del destino. Un horizonte digno de ser descubierto. Un baile entre lo explícito y lo sugerido. Un equilibrio magistral entre el detalle meticuloso y el espacio para la interpretación personal. Un tema espinoso, relatado con gracejo, que amalgama con destreza la vida cotidiana con la profundidad de las reflexiones más existenciales. (Del prólogo de Sergio Gómez Moyano)