En este poemario, Lola Deán Guelbenzu hace un llamamiento entre líneas a la vida; pretende darle un sentido más allá de la rutina y acomodo -a través de la Presencia, Existencia, Inexactitud, Negación, Ausencia y Vida-, a la vez que acepta el nuevo orden que impone el destino, pero no se pliega a sus designios, sino que aplica sus propias reglas elevándose con valentía por encima de lo impuesto y adaptándolo a su favor. Extraído del prólogo de Monserrat Fernández Mateos. Buscar, en esa Perla, qué sonido! conduce melodías solitarias de locura inexacta, hasta el extremo del vértigo infinito.