Mientras se consumen las interminables horas de este tiempo de pandemia y confinamiento, ilusiona tener de nuevo la oportunidad de intentar redescubrir un entorno tan familiar y próximo a través de esa otra mirada, la artística, que proponen las 22 obras que Taquio Uzqueda ha dedicado a Nalda-Islallana. Especialista en dar vida al paisaje urbano a través del dibujo y el color, Uzqueda consigue que cada cuadro hable por sí mismo del espíritu de las gentes que lo habitan a través de todos y cada uno de los detalles que conforman su particular código pictórico. La mirada artística de Uzqueda traspasa la realidad y dota de un halo poético a esos escenarios urbanos de nuestra vida cotidiana en los que se inspira. Si en el caso de Logroño el objetivo era rescatar escenarios de la ciudad olvidada, en el caso de Nalda–Islallana el cronista tan solo pretende fijar en la retina a través del lenguaje artístico un paisaje urbano que en apariencia no evoluciona tan vertiginosamente como el de la ciudad. Aunque más pronto que tarde, esa imagen actual quedará reducida a una sombra del pasado. Javier Pascual (periodista)