Roberto Rivera (Haro, 1965) es el autor del cuento poético LA GÉNESIS DEL VINO, la colección de poemas VERSO EN COPA y el relato LA VIDA EN TRÁNSITO, textos que precedieron a su posterior salto al mundo del teatro en 2016 con el estreno de su primera obra dramática, AQUILES EL HOMBRE, en el FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO CLÁSICO DE MÉRIDA, obteniendo una gran acogida en el certamen que dirige Jesús Cimarro. A esa misma cita volvió años después, al integrarse en la promoción de 2023 REPÚBLICA DE ROMA, la obra que escribió y terminó produciendo bajo el sello DE PALABRA CREACIONES, después de su estreno en el Teatro Bretón de los Herreros de Logroño el 16 de junio de 2022 y de la inclusión de ambos textos en EL RUEDO CLÁSICO que incluye otra futura producción teatral, LA SEXTA OLA. De forma paralela dio forma a la tercera de sus creaciones teatrales, hasta la fecha, también en este caso como productor, mediante formato de monólogo y bajo el título YO MIMÉ CONMIGO. Tras hacerse con el VIII Premio de Literatura Ilustrada Villa de Nalda e Islallana, gracias al relato Y DE REPENTE LA VIDA, el escritor riojano se sumerge ahora en una aventura que no se atreve a catalogar y protagoniza una cría de águila que decide abandonar el nido para empezar a ser por sí misma, creciendo con las reflexiones que le proponen personajes de ayer y siempre. Rafa Pérez (Haro, 1957) es, en el universo de la creación plástica, un artista reconocido, considerado y unánimemente alabado por la crítica a nivel internacional. Y que pasa por la vida de puntillas, envuelto en ese halo de ¿humildad? humanidad que le hace mucho más grande aún, pero apuntando en su personalísimo bloc de notas los más nimios detalles de aquello que parece ser a simple vista para todos y él descubre en profundidad, yendo más allá de lo evidente, para demostrarnos con sus manos que resulta esencial, incluso. Es cierto que la cerámica le ha abierto las puertas de los museos y salas más famosos del planeta, ya enumerados en algunos de mis primeros libros. También que valorar su ingente producción sin asomarse al resto de las disciplinas en las que se mueve con igual soltura nos confirma que estamos ante uno de los creadores más necesarios de los últimos cuarenta años. Y no sólo en su Haro y Rioja natal. Ni siquiera en nuestro país. También en todas las naciones que disfrutan de su brillante forma de asomarse a la tierra. Porque Rafa permanece vinculado a ella, a su origen, a su arraigo, y de ella extrae formas impensables que invitan, sin embargo, a pensar. Como lo está al fuego, que sirve de herramienta. Y sobre todo al tiempo, que ayuda a entender la espera como un proceso necesario en su trabajo y su pasión. Y hasta el silencio que le permite escuchar con más atención lo que van expresando, a media voz, los materiales con los que sigue jugando para hacer magia. En este libro transmite ese discurso a través de unos grabados llenos de fuerza, planos, contorsiones, paisajes y colores que fusionan esos dos mundos en los que se mueve. El de la rutina del día a día; el de la imaginación que la convierte en un privilegio. Como el de contar con su mirada a la hora de plasmar estas palabras. Para describir qué se siente compartiendo con él ya no me quedan. Roberto Rivera