Cuba Científica plantea la convivencia de dos realidades alejadas en el tiempo. Por un lado, una Habana anclada en el pasado, representada por la librería de viejo que compra el protagonista, y que funciona como almacén de libros olvidados. Por otro lado, una Habana en la que irrumpe la modernidad a través de los ojos de Laura, crítica de arte contemporáneo, cuando entra en la librería. Laura vuelve desde Miami en busca de JEL, un artista visual cuya producción, críptica y conceptual, ha despertado su interés. Para ello, escribe un diario con el que trata de descifrar el sentido de su obra y canalizar su propio impulso testimonial tras su retorno a Cuba. En ambos relatos la literatura actúa como vía para el descubrimiento de la propia identidad y, a su vez, refugio de la memoria, compuesta por un corpus de lecturas que crece constantemente. A través de una estructura poco convencional, la novela reúne un collage de textos que reviste al libro de un carácter interdisciplinar que emana necesariamente de las prácticas culturales de las que son herederas las formas de consumo de la sociedad contemporánea.