La poesía de Maria Kant es densa, sólida y exigente. Serpentea por todos lados y penetra en lo más profundo de las cosas con concepciones originales y sorpresas poéticas. El poema, a través de la combinación inesperada de palabras y frases verbales, de origen a veces surrealista, demuestra una audacia lingüística bien intencionada, que utiliza muchas herramientas modernas para impartir potencia y conquistar su esencia auténtica. Todo en la escritura de Kant dialoga, complementa, ilumina, amplía, niega. Además, su poesía resalta el diálogo continuo entre el discurso poético y el arte de la fotografía, que practica en paralelo, y logra una forma de duplicación de la imagen poética.