Ramón Reig se despidió de la poesía en 1997 con su libro La poesía no sirve para nada. En 2000, un mecenas quiso publicarle otro libro que había escrito que completaba una trilogía dedicada a la memoria de su padre, fallecido en 1986. A caballo regalado no le mires el diente y así publicas la trilogía completa, se dijo. Entonces vio la luz Regreso al manantial de los cipreses. Y se acabó, desde ese momento sólo publicaba poemas sueltos que le solicitaban para antologías. Reig se despidió del mundo literario para dedicarse a estudiar a fondo e investigar sobre comunicación y periodismo, necesitaba pisar más fuerte aún la realidad, ir más allá de un ámbito literario que consideraba insuficiente para entender a fondo el gran contexto que lo rodeaba. Pero por descarga emocional siguió escribiendo relatos y poemas, sobre todo, así se desahogaba y se ahorraba pagar terapias. Hasta que decidió reunir parte de los poemas que había escrito sobre todo entre 2000 y 2018 y agruparlos en Las últimas hojas del otoño, unidos por la experiencia y la angustia del tiempo. Ahora los edita por necesidad y por vanidad, a fin de cuentas La poesía no sirve para nada fue un libro donde se rechazaba una poesía de un tiempo concreto, se defendía a la poesía negándola.