En un mundo global cada vez más enlazado e interconectado en lo físico e intelectual, en una sociedad cada vez más dinámica y con necesidad de respuestas ágiles, el trabajo en compartimentos estancos está llamado al fracaso. Las soluciones para nuestras ciudades y territorios son tanto más ricas e interesantes, cuanto mayor es el número de disciplinas profesionales aplicadas. Así, al ya tradicional conocimiento, poco a poco emergen otras miradas plurales y diversas que nos enriquecen como profesionales destinados a mejorar la calidad de vida de las personas. Porque no podemos olvidar que el urbanismo y la ordenación del territorio tienen una influencia directa e indirecta sobre nuestro día a día. Más de lo que nos pensamos. De ello depende el asentamiento en los distintos territorios. Por ejemplo, disponer de una oferta laboral y vivienda asequible, como elementos indispensables para desarrollar un proyecto de vida. O cómo hacer que esa vida sea lo más plena posible, a través de movilidades no obligadas y sostenibles, oferta cultural, social, educativa, en un ambiente saludable tanto físico como mental, etc. Sin olvidar, que de este conocimiento dependen los recursos indispensables para la vida, tales como el agua, el alimento, el oxígeno, la energía, etc. De ahí la importancia de aplicar nuevas miradas, o para ser más precisa, miradas revisitadas. Calificar en la actualidad como nuevo, algo sobre lo que ya hay suficiente bibliografía al respecto, puede resultar un tanto pretencioso. Desde la crisis de origen inmobiliario, después económica y social de este país, existe amplia bibliografía al respecto de hacia dónde debemos dirigir los recursos, o centrar el foco de los problemas, que den respuestas más acertadas en materia urbana y territorial. Pero la realidad del día a día es otra. Por un lado, discurre el pensamiento, las diferentes investigaciones, innovaciones, la academia. Y por otro, la cotidianeidad de las administraciones públicas sobre las que recae, como política pública que es, el modelo de ordenación de nuestros territorios y ciudades. Y es necesario reducir esas distancias. Miradas de aproximación desde la escala territorial hacia la ciudad, para entremezclar pensamiento y ejemplos de buenas prácticas, que amplíen la escala de estudio de ciudad, a ciudad-territorio en simbiosis, para recuperar un equilibrio territorial que nunca debió perderse con la revolución industrial. Esto nos permitirá visualizar referentes que animen a otras administraciones públicas, a su personal directivo o político, pero también a sus técnicos, a seguirlo. O miradas provenientes del medio rural, ese territorio silencioso que nos provee de vida. El NO hacer como posicionamiento político. Reflexión antes que acción, o planificación estratégica integrada que nos permita preservar los recursos necesarios para nuestro paso sostenible por el territorio, así como la rehabilitación antes que el nuevo consumo de materias primas o la artificialización del suelo. La convivencia pacífica, a través de la resolución del conflicto, que supone los diferentes usos en la ciudad, mediante la búsqueda del equilibrio y la salvaguarda del interés general, algo muy de actualidad. O como, toda esta planificación, o el defecto de ella, afecta a nuestras vidas, al cuidado e interdependencia de las personas, entre sí y con la naturaleza, son algunos de los enfoques de los que se puede disfrutar en esta lectura. A sabiendas de la importancia que todo esto tiene en la formación de los futuros profesionales, tanto como reescribir la historia desde una mirada igualitaria y de género que nos permita avanzar hacia un futuro mejor. De ahí la importancia de contar con toda la ciudadanía. Esta ya no se conforma con recibir. Quiere participar en la construcción colectiva de su espacio habitado. Y las administraciones tienen que ser un elemento facilitador para que esto se produzca, mediante canales para ello, formación, divulgación, etc. Porque todos los saberes y conocimientos, populares y urbanos, construyen nuestra identidad como sociedad. En definitiva, aproximaciones todas desde la vertiente de la sostenibilidad social, bajo miradas innovadoras por cuanto suponen dar la vuelta a muchos conceptos y prácticas asentadas. Sirva este monográfico sobre una visión multidimensional y poliédrica del urbanismo y el territorio, que pone el foco en las personas, para hacer reflexionar a quien lo lea sobre todas aquellas cuestiones en relación con la materia, que nos interpelan como ciudadanía y alcanzan a nuestra calidad de vida. Huyendo de las verdades absolutas, esperamos que sean más preguntas que respuestas las que, como conclusión se extraigan, de manera que nos permita mejorar nuestra capacidad crítica como sociedad. Esa era nuestra pretensión, y esperamos haberlo logrado. Sonia Puente Landázuri (Arquitecta urbanista)