A lo largo de estos cuarenta y cinco poemas a caja, como los llamaría el poeta Enrique Gracia Trinidad, el libro conversa con el lector en una serie de lugares conocidos de Madrid. En apariencia son recuerdos fragmentados, pero que tienen el nexo temporal de la autora, la cual nos conduce por un recorrido aleatorio. En cada sitio, esparce los recuerdos de una ciudad habitada en ella, de una manera muy propia. Como si fuese un patrimonio cultural, Yolanda construye su memoria metafórica sobre aquellos espacios comunes a todos los ciudadanos, como son calles, restaurantes, bibliotecas, centros culturales, incluso hospitales en los que se detuvo, sumergiéndose entera en esos paisajes urbanos, durante los más de cuatro años que permaneció en el foro. Prólogo de Elena Moratalla