En Santibáñez de Arriba, un bonito pueblo castellano, celebran por todo lo alto las fiestas patronales. Mientras tanto, ajenas al jolgorio festivo, Tania y Martita, las dos eficientes trabajadoras de la única oficina bancaria del pueblo, se afanan en ultimar los detalles del cierre definitivo de la sucursal. La llegada inesperada de Paquita, empleada de limpieza de la sucursal, y de Paco, un jubilado que necesita hacer una operación bancaria urgente, ponen en un brete los planes que Tania y Martita tenían en relación al cierre de la sucursal. Y se suceden una serie de divertidas y alocadas situaciones que pondrán a prueba los objetivos de cada uno. Nada es lo que parece en Esta sucursal está cerrada, comedia de enredo con aires policíacos y con un importante fondo social que busca, entre risas y veras, dar voz en un escenario a los sufridores protagonistas de nuestra España vaciada y a sus múltiples problemas, como son el cierre de sucursales bancarias y las dificultades que tienen las personas mayores para manejarse con todo lo digital. En La cárcel de Bernarda, un grupo de internas de un centro penitenciario ensaya La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Durante la preparación de la obra afloran los conflictos entre ellas, provocados por los diferentes intereses y expectativas que tienen sobre la representación, y por la opresión que sufren de las otras Bernardas, personajes reales presentes en su vida cotidiana dentro de la cárcel. El conflicto conducirá a una catarsis, con final inesperado, tanto en la ficción de la obra, como en la vida misma de las internas. Estas dos obras forman el volumen Ganador del I Premio Irreverentes de Teatro Joven.