Goethe empezó a escribir estas Elegías en Roma en 1788, durante su primer viaje a Italia, r las principales Influencias literarias que en ellas se pueden vislumbrar son las de Horacio y Ovidio, aunque más que modelos poéticos, lo que marca al poeta es un horizonte vital profundamente distinto de aquel en el que había vivido hasta entonces en Alemania, en especial en la pequeña corte de Weimar. La inmersión de quien se consideraba un pagano, y así lo declara en sus versos, en un mundo sensual, cálido, hedonista, enmarcado por los innumerables restos del mundo antiguo, sin las ataduras cotidianas de su país, con libertad para galanteos y aventuras eróticas propias de un soltero con posibles, un ministro vividor y mundano, que no había cumplido los cuarenta, y a quien no le gustaba dormir solo, despierta un espíritu nuevo en el poeta que, muy consciente del cambio experimentado, elige para plasmarlo formas clásicas, tanto en la estrofa -elegíaca- como en los versos correspondientes -hexámetros, pentámetros-, forzando a su idioma alemán a adaptarse a los correspondientes modelo de la Antigüedad.