Pocos podían pensar que el diablo iba a ser aireado en plena pandemia en relación con la naturaleza de las vacunas contra el SARS-CoV-2. No es nada nuevo. El cornudo flameante, tiene la costumbre de aparecer de forma reiterativa a lo largo de la historia de la humanidad en los momentos mas delicados, conflictivos y problemáticos transitados por esta. Las creencias populares, las manifestaciones heterodoxas de culto constituyen razonamientos que han complementado los mandatos de los expertos sanitarios y sus lógicas en las crisis pandémicas. Los efectos del confinamiento provocado por la COVID-19 y su naturaleza antisocial no hacen sino reforzar la anomia y el desconcierto que la pandemia ha originado en nuestras mentes: Cosas del diablo.