El joven Lorenzo sueña que es un antiguo soldado griego amante de la magia al que se aparece en sueños Polemón, compañero de armas que le salvó la vida en una batalla. Este le describe las terribles pesadillas que le ocasiona Smarra, un siniestro vampiro de los sueños, «un monstruo sin color ni forma, que brinca y aúlla» y disfruta atormentando a los durmientes. Los demonios de la noche es una de las novelas más extrañas y radicales salidas de la pluma de Charles Nodier, la historia de una pesadilla dentro de otra pesadilla, que recrea uno de los monstruos más espeluznantes de la literatura. La obra, donde encontramos resonancias a Shakespeare, Goethe, la novela gótica y los hermanos Grimm (de quien fue un ferviente admirador), es un ejemplo de la poderosa imaginación de Nodier y su idea del sueño como fuente de conocimiento. Sus imágenes oníricas, fúnebres, macabras, barrocas y a veces desconcertantes son sin embargo muy modernas, y pueden considerarse como un anticipo de Poe, Kafka y del surrealismo. El libro se complementa con una novela corta: Trilby o el duendecillo de Argail, una fábula deliciosa y cruel, producto de un viaje de Nodier por tierras escocesas, que tuvo gran éxito en su tiempo y sufrió varias adaptaciones para el teatro. En ella el autor retoma el tema de los sueños como elementos correctores de la falsa realidad conocida durante la vigilia. Y como cierre, en los Documentos y el Apéndice se incluyen todos los textos que sirven para interpretar la peculiar concepción de Nodier acerca de los sueños, y dos escritos fundamentales: Sobre lo fantástico en literatura, una interesante reivindicación de este género y del poeta (La tendencia hacia lo maravilloso y la facultad de poder modificarlo, de acuerdo con determinadas circunstancias naturales o fortuitas, son innatas en el hombre. Es el instrumento esencial de su vida imaginativa y, posiblemente, la única compensación verdaderamente providencial de las miserias que son inseparables de su vida social) y Algunos fenómenos del sueño.