Carne y alma imágenes de la corporalidad, desde las páginas iniciales del presente libro, el autor nos pone -sin concedernos tregua ni pausa de respiro- frente a las paradojas, las incógnitas y las contradicciones consubstanciales al cuerpo. Nos obliga, si lo leemos con la pausada atención merecedora de toda obra del enjundioso contenido de Carne y Alma, a cuestionar lo que dábamos por descontado, a maravillarnos frente a lo que parecía trivial, y reconocer cómo a veces la acostumbrada vía de razonamiento que creíamos certero y directo nos lleva a la conclusión equivocada o a un callejón sin salida. Así, con rara sensibilidad Jochy Herrera advierte las conjunciones, los enlaces o relaciones que el cuerpo ostenta con lo que nos rodea, con el arte, la filosofía, y la medicina. Esta forma de escribir, que mentes estólidas y espíritus zafios suelen condenar como estilo disperso, deleble o impreciso, constituye precisamente el encanto de esta obra. Su escritura avanza como un bajel de rumbo serpentino, de vaivén, atracando aquí y allá, y nosotros, sus pasajeros-lectores vamos felices porque a cada puerto nos revela maravillas deslumbrantes, instructivas y placenteras. Carne y Alma nos informa y nos deleita, y merced a este doble logro descubrimos que se trata de un libro inscrito en el acervo universal de la verdadera cultura humanizante. Francisco González Crussí