El objetivo final de una presa es la explotación de su embalse para conseguir los usos y beneficios que de él se esperan: todas las actividades necesarias para realizar la presa ha de estar dirigidas a ese fin.
Para conseguirlo hay que llevar a cabo una serie de acciones escalonadas, cada una más precisa y completa que la anterior, actividad gradual impuesta por la complejidad de la obra, que exige dividir el trabajo en fases sucesivas. Lo aconseja también la economía, para ir dedicando medios y recursos conforme el grado de conocimiento anterior lo vaya requiriendo.