A Ena le ofrecen un puesto de trabajo en una mansión situada en una isla remota. La mansión, que recibe el nombre de Palacio Aljibe, está regentada por una enigmática y carismática artista a quien, ocasionalmente, le gusta lanzar fiestas opulentas: Kai. Junto a su pareja, Mark, Ena explorará los largos y lúgubres pasillos de la mansión. Jamás habían presenciado tal despliegue de riquezas! Pero, cuidado! Hay que mantenerse alerta, Ena. Sin darse cuenta, una extraña sensación, como una niebla macabra, comienza a cerrarse en torno a Palacio Aljibe. Poco a poco, esa muralla de vapor comienza a deformar, como a través de un cristal roto, los rostros y las voces de quienes la rodean. El aislamiento, la codicia, el deseo y el miedo impregnan cada rincón de Palacio Aljibe, atormentando una mente que, tiempo antes, se declaró moral y espiritualmente incorruptible. Una historia que nos lleva a cuestionar hasta qué punto la usencia de consecuencias transforma nuestros valores, decisiones y motivaciones más arraigadas.