Este libro es el fruto del trabajo de dos años intensos y fructíferos, dos años desentrañando palabras y misterios, dos años añorando y padeciendo, pero sobretodo es el resultado de dos años de especial colaboración del autor con el pintor Pablo Baeza. Una colaboración que ha supuesto una catarsis liberadora para la poesía de Jesús Díaz, un encontrar sin buscar, algo paradójico que va contra las leyes básicas de la investigación artística pero que tiene su norma de aplicación propia cuando de lo que se trata es de encontrar un camino en el arte, un hallar por el simple movimiento de mirar lo que se te presenta delante de tus ojos en un momento muy determinado, muy especial.
La primera parte del libro está compuesta por poemas que, en muchos casos, tienen su alter ego en un cuadro de Pablo Baeza, ya sea porque el poema se ha basado en el cuadro o viceversa. La segunda parte, sin embargo, son poemas en prosa que no han tenido esa traslación reciproca con la pintura sino que, simplemente, son el resultado de la influencia que la obra de Baeza ha ejercido en el poeta durante los años de colaboración.
En resumen, un libro de poesía donde se mezclan los sentimientos más profundos con la realidad social más encarnecida. Donde la vida y la muerte, el amor y el desamor, la realidad y la fantasía tienen su espacio, su mirada y su expresión definitiva.