Saludamos a seres humanos como Jacques Ellul porque ellos siguen siendo un camino prometedor en el orden de la esperanza activa, ese optimismo trágico nuestro de cada día. Como asegura Willen H. Vanderburg, "el pensamiento de Jacques Ellul nos aporta la esperanza de que el sufrimiento inmenso que podría imponernos la técnica no es ineluctable. Cierto es que nuestra civilización nos ha encerrado en un laberinto técnico, pero nosotros y sólo nosotros tenemos los medios para escapar a él. Necesitaremos mucha esperanza para perseverar en este papel, y precisamente Jacques Ellul puede orientarnos al respecto en la buena dirección. Dado que nuestras relaciones con el mundo son siempre recíprocas, nosotros cambiamos el mundo, pero también el mundo nos cambia a nosotros. Y es esta última interacción la que olvidamos casi por completo cuando tratamos de comprender nuestro propio mundo".