Guillermo Piquero nos invita a un nuevo recorrido por el universo simbólico aborigen europeo, tomando en esta ocasión como hilo conductor de su relato al numen principal de la mitología vasca: Mari. Los atributos míticos de Mari, gran deidad femenina que habita en las cuevas donde adopta aspectos zoomorfos y tiene diversos númenes animales a su servicio, encuentra su correlato en la primera gran cultura simbólica de nuestro continente: el arte franco-cantábrico que ha llegado hasta nuestros días a través de las pinturas rupestres de animales y las famosas estatuillas femeninas conocidas como gvenus h. En la misma área geográfica se conservó durante siglos la antigua espiritualidad naturalista vasca donde, junto a Mari, tambien desempeñaron un papel central sus consortes Akerbeltz y Sugaar, demonizados en el imaginario mítico católico bajo las figuras del diablo y el dragón, pero cuyo significado originario como simbolos del principio de fertilidad de la naturaleza aún es recordado.