Estos diálogos intentan pensar, una vez más por vez primera, las sencillas y por eso complicadas preguntas que el pensamiento quiere y tiene que hacerse cuando intenta pensarlo todo de una manera total, sin dar nada por sabido, o sea, cuando es Filosofía. Por eso mismo estos diálogos querían y tenían también que ser, una vez más por vez primera, recuerdo e interpretación de los diálogos del Filósofo, Platón.
En el lenguaje más coloquial y natural dos amigos, antiguo maestro y antiguo alumno, se adentran, a lo largo de cuatro diálogos, en las preguntas, tan esenciales como, por eso, poco cotidianas, acerca de lo real, lo bueno y lo bello, al hilo de una nueva lectura de los principales textos del padre de todos los filósofos.