Aquellos que sabéis de mis andanzas por el mundo poético no precisáis de análisis alguno en torno al contenido de CANCIÓN DE LUNA, un libro que nació y ha ido creciendo en torno a mi experiencia emocional y haciendo que en cada una de sus páginas broten las flores nuevas crecidas al amparo de experiencias y afectos. El libro existe porque estáis vosotros. Todas y cada una de sus letras os narran y me narran. La noche -casi siempre la noche-- ha sido fiel testigo de unas letras muchas veces furtivas, emocionadas siempre y en todo portadoras de acendrado sentir. ¿Qué sería de mí si no escribiera? Me he preguntado en más de una ocasión. Y la conclusión siempre es la misma. Me stallaría el alma. No recuerdo un momento de mi vida sin letras que ennoblecieran lo bueno y formativo de jugar a ''princesas''. Crecí asida a los signos, aunque, para encontrarlos, hubiera de horadar el infinito pozo de mi mundo infantil. No había céntimo en mi mano que mi afición lectora no transmutara en historietas nuevas. Era ya adulta cuando me percaté de que mi manejada infancia de niña de posguerra la salvaron los cuentos. Ellos y mi imaginación hicieron que volara hacia un todo irreal en el que se me permitía ser todo aquello que en mi realidad me fue negado. Cenicero, mi lugar de origen, sabe de mis correrías en búsqueda de nuevas, aleccionadoras y apetecidas piezas. Un TBO nuevo (todavía no se llamaba cómic) lo cambiaba por dos manoseados o con las esquinas dobladas. Y si de un almanaque se trataba (qué ''gordos'' eran) llegaba a convertirlo en tres o en cuatro de mediano grosor. De la rama paterna me llegó lo del saber ''vender''. De la materna (por lo que me cuentan, ya que con seis años perdí a mi madre), además de la imagen, aunque sin alcanzar su altura física) mi manera de ser. Respecto a mi afición a la lectura, a mi favor tenía el que mi único hermano me aportara la posibilidad de acceder también a ''literatura netamente masculina''. El Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín, El Jabato, etc. e incluso (pacifista de mí) Hazañas Bélicas, saciaban mi apetito natural de más y más palabras.